viernes, 17 de abril de 2009

Mate porteño (in refalosa taims) - Fede Racca

Amenaza de un porteño degollador, funcionario de este gobierno de la Nación, dirigida al provinciano Antonio Cuello, secretario de gobierno de un pueblo del interior.

MIRÁ, provinciano gambeteador,
que no pierdo la esperanza,
y no es chanza,
de hacerte conocer sin tardanza
el mate porteño y la Matanza.

Ahora te diré como es;
esnifá y no te cagués;
que para ustedes, chabones,
está la japinés de ir para jabones.

¿Te parece bonito
aunque hablés con cantito
no querer garpar?
¿Dont iú nóu
jau is it de trú?

Te cuento:
provinciano que agarramos
nos lo montamos;
paradito nomás,
por atrás.
Le enseñamos como es el mate porteño
que debe ser amargo
y tener mucho leño.

Nunca el cebador abandona
y un mushasho del Cono
para que aprenda sin encono,
a un mate de plata
-con pie escalonado, en forma de santísimo cáliz-
dulcemente lo ata.

¿Te acordás lo que dijiste?
"Que moneda no ibas a largar."
Fue allá, en el balneario ese,
en la Punta,
del otro lado del río,
donde los ojitos oscuros se te iban
sobre el braun esquin de las girls.

Entre mate y mate
tranquilamente te contamos
como le hicimos
-paisano-
el deliveri al gobernador de tu steit.

Quebró rodillas en refalosa,
el gobernador aquel
y el Jefe le metió macana
-goma y goma por la cabeza-
hasta que le dio la gana.

Me recuerdo que tenía un crai tan fuerte,
que en toda la Rosada se escuchaba.
Era una fija:
Uan dei, sin mani y apurado
entre el fuego se piraba.

Pusimos a uno de los nuestros
¡y fue un día hermoso!
El fierraje matancero
caminaba dueño y señor
por tus calles, chabón.

Y así va a pasar,
con vos y los tuyos,
si no traes las verdes hojas,
que no nacen de los yuyos.

No has largado ni un
¡gracias por el trago, man!,
ni siquiera un tach
que nos ponga contentos.


Recordá lo que dijo Pitágoras:
El Cono no tiene fin
y la Matanza
no sólo maneja la Copa y la lanza,
sino que calienta el agua
y te vacía la panza.

Date cuenta:
te falta mate para podernos amurar;
nosotros somos el bos y el voto
y ustedes se las tiran de ese Robin Hood,
Mate Cosido,
en su interior pedorro,
que cree en el ahorro
y en la Gran Nación Argentina,
que nos es más que ficción anodina
que inventaron nuestros mushashos,
en mil ochocientos diez.

Ustedes se quedaron aplaudiendo,
pensando que era mate con leche, peperina y azúcar;
pero era mate amargo porteño,
en porongo de plata,
el que le servímos la tarde del Jaque Mate.

Con que ya ves, Salvajón;
nadita te ha de pasar
después de hacerte gritar:
¡Viva el Mate Porteño y el Cono,
que son la única Nación

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